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jueves, 6 de noviembre de 2014

LA ALEGRÍA DE DIOS. Francisco I



LA ALEGRÍA DE DIOS
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¡ Qué alegría tuvo Dios cuando se acercaron a escuchar a Jesús los publicanos y los pecadores !
( JUEVES XXXI Semana T.Ordinario )
¡ Dios es alegre ! .. ¿ Y cuál es la alegría de Dios ? .. ¡ La alegría de Dios es perdonar !
Es la alegría de un pastor que reencuentra su oveja, la alegría de una mujer que halla su moneda.
Aquí está todo el Evangelio ! ¡ Aquí ! .. ¡ Aquí está todo el cristianismo ! 
Pero mirad que no es sentimiento, no es «buenismo».
Al contrario, la misericordia es la verdadera fuerza que puede salvar al hombre y al mundo
del «cáncer» que es el pecado, el mal moral, el mal espiritual.
Sólo el amor llena los vacíos, las vorágines negativas que el mal abre en el corazón y en la historia.
Sólo el amor ... puede hacer esto,... ¡ y ésta es la alegría de Dios !
Jesús es todo misericordia, Jesús es todo amor: es Dios hecho hombre.
Cada uno de nosotros, si,  cada uno ... es esa oveja perdida, esa moneda perdida ...
Pero Dios no nos olvida, el Padre no nos abandona nunca ... permanece siempre fiel
Y cuando volvemos a Él, nos acoge como a hijos, en su casa, porque jamás deja, 
ni siquiera por un momento, de esperarnos, con amor.
Y su corazón está en fiesta por cada hijo que regresa.
Está en fiesta porque es alegría. Dios tiene esta alegría, cuando uno de nosotros pecadores
va a Él y pide su perdón.
¿ El peligro cuál es ? .. Es que presumamos de ser justos, y juzguemos a los demás.
Y juzguemos también a Dios, porque pensamos que debería castigar a los pecadores,
condenarles a muerte, en lugar de perdonar.
¡ Entonces sí que nos arriesgamos a permanecer fuera de la casa del Padre !
Si en nuestro corazón no hay la misericordia, la alegría del perdón,
no estamos en comunión con Dios, aunque observemos todos los preceptos,
porque es el amor lo que salva, no la sola práctica de los preceptos.
Es el amor a Dios y al prójimo lo que da cumplimiento a todos los mandamientos.
Y éste es el amor de Dios, su alegría: perdonar.
¡ Nos espera siempre !
Tal vez alguno en su corazón tiene algo grave: « Pero he hecho esto, he hecho aquello...».
No te preocupes. ¡ Él te espera ! Él es padre: ¡ siempre nos espera !
Si nosotros vivimos según la ley «ojo por ojo, diente por diente», nunca salimos de la espiral del mal.
El Maligno es listo, y nos hace creer que con nuestra justicia humana podemos salvarnos
y salvar el mundo.
En realidad sólo la justicia de Dios nos puede salvar.
Y la justicia de Dios se ha revelado en la Cruz:
la Cruz es el juicio de Dios sobre todos nosotros y sobre este mundo.
¿ Pero cómo nos juzga Dios ? ¡ Dando la vida por nosotros !
Y Jesús nos llama a todos a seguir este camino:
«Sed misericordiosos, ( Lc 6, 36 ) como vuestro Padre es misericordioso» ( 15 / 9 / 13 )

Francisco I


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