CONSAGRACIÓN
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¡ Oh Señora mía ! ¡ Oh Madre mía !
Yo me ofrezco enteramente a ti, y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, ...
mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón ... en una palabra,... ¡ todo mi ser !
Ya que soy todo tuyo ... ¡ Oh Madre de bondad !, ... guárdame ... ¡ y defiéndeme !
como a pertenencia y posesión tuya.
En este día tan especial para mi, sintiéndote tan cercana, a ti llamo y a tu belleza miro,
tú que eres el refugio de los pecadores suplicantes.
Por eso, ... cuando se levantan los vientos de las tentaciones, cuando tropiezo
con los escollos de la maldad ... cuando me agitan las olas de la soberbia, de la ambición
y de la envidia; cuando la ira, la avaricia y la impureza, impelen violentamente
la nave de mi alma ... cuando turbado con la memoria de mis pecados,
confuso ante la fealdad de mi conciencia, temeroso ante la idea del juicio,
comienzo a hundirme en la sima sin fondo de la tristeza y en el abismo de la desesperación
comienzo a hundirme en la sima sin fondo de la tristeza y en el abismo de la desesperación
en los peligros, en las angustias, ... en las dudas.
En este día, a ti pienso, ... a ti invoco y de ti me acuerdo constantemente
y de tu dulce Nombre mi boca no se aparta ni tampoco mi corazón
y de tu dulce Nombre mi boca no se aparta ni tampoco mi corazón
ayúdame Tú en este día ... con confianza, te lo suplico, ... Madre... ¡ socórreme !
Y para conseguir tu ayuda intercesora, ayúdame a no apartarme yo de los ejemplos
de tu virtud.
Concederme ... siguiéndote ... ¡ no desorientarme !
Concederme ... rogándote ... ¡ no desesperarme !
Concédeme ... pensando en ti ( y recordándote con amor ) ¡ no perderme !
Sujeto yo de tu mano ¡ no caeré !
Si tu me proteges, ¡ nada tendré que temer !
Si tú eres mi guía ¡ no me fatigaré !
Si tú misma me amparas ... ¡ llegaré felizmente al puerto deseado !
SAN BERNARDO
( Hom. sobre la Virgen Madre, 2 )
( Hom. sobre la Virgen Madre, 2 )
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