Hay personas que se atormentan ... que creen... pero tienen miedo de Dios ...
y viven sin esperanza ...
y viven sin esperanza ...
“Como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo”
Todo cristiano, y sobre todo nosotros, estamos llamados a ser portadores
de este mensaje de esperanza que da serenidad y alegría:
de este mensaje de esperanza que da serenidad y alegría:
¡ Dios quiere consolar a todos !, quiere manifestar su ternura para con todos.
Pero sólo podremos ser portadores de esta ternura suya
si nosotros experimentamos antes la alegría de ser consolados por Él,
de ser amados por Él... (en nuestra indigencia, pequeñez, pobreza y fragilidad)
si nosotros experimentamos antes la alegría de ser consolados por Él,
de ser amados por Él... (en nuestra indigencia, pequeñez, pobreza y fragilidad)
Para que nuestra misión cómo cristianos sea fecunda
es importante sentir primero esta consolación de Dios
para después transmitirla.
es importante sentir primero esta consolación de Dios
para después transmitirla.
A veces me he encontrado con personas consagradas que tienen miedo
a la consolación de Dios, y… también con pobres, que se atormentan,
porque tienen miedo a esta ternura de Dios.
porque tienen miedo a esta ternura de Dios.
Pero no tengan miedo. ¡ No tengan miedo !, el Señor ...
es el Señor de la consolación, ¡ el Señor de la ternura !
El es Padre ... y dice que nos tratará como una mamá a su niño,
¡ con su ternura !
¡ No tengan miedo de la consolación del Señor !
¡ con su ternura !
¡ No tengan miedo de la consolación del Señor !
La invitación de Isaías ha de resonar en nuestro corazón:
“Consolad, consolad a mi pueblo” (40,1), y esto convertirse después en misión.
“Consolad, consolad a mi pueblo” (40,1), y esto convertirse después en misión.
Porque esta es nuestra misión:
Encontrar al Señor que nos consuela ... e ir a consolar al pueblo de Dios.
Encontrar al Señor que nos consuela ... e ir a consolar al pueblo de Dios.
La gente de hoy tiene necesidad ciertamente de palabras,
pero sobre todo tiene necesidad de que demos testimonio de la misericordia,
de la ternura del Señor, que enardece el corazón, despierta la esperanza,
y atrae hacia el bien.
pero sobre todo tiene necesidad de que demos testimonio de la misericordia,
de la ternura del Señor, que enardece el corazón, despierta la esperanza,
y atrae hacia el bien.
¡ La alegría de llevar la consolación de Dios !
FRANCISCO I ( 7 / 7 / 13 )
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