SI NO PERDONAS, ¡¡ NO ERES CRISTIANO !!
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Y también, si no perdonas, no podrás recibir la paz del Señor, ¡ su perdón !
( JUEVES XXIII Semana t.ordinario )
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¿ Alguien te ha hecho daño ?, ¿ y tú no le consigues perdonar ? ....
Pues mira que si tú no le puedes perdonar ¡ no eres cristiano !
¿ Porque quién es Jesús ? .... ¡ Él es el Príncipe de la paz !
Y una cosa que hace Jesús es generar paz en nuestros corazones.
¿ Tú eres de aquellos que saben agradecer este don de la paz que has recibido en Jesús ?
Porque Él nos ha traído la paz ¡ pero son muchas las personas que no la aceptan !
La paz ha sido hecha, pero no ha sido aceptada.
Hay quienes se enriquecen construyendo armas que son utilizadas contra el otro, ¡ para matar !
En cambio, la paz salva, la paz te hace vivir, ¡ te hace crecer !
Y la guerra, por el contrario, te aniquila, te lleva hacia abajo.
Pero la guerra, no está sólo en el exterior, también se puede dar, incluso, en nuestras comunidades
cristianas, ¡ entre nosotros !
Hoy nos dice la liturgia " Como el Señor os ha perdonado así haced también vosotros "
Vivid en paz y ¡ haced la paz entre vosotros ! perdonándoos mutuamente.
Porque si tú no sabes perdonar, no eres cristiano.
Serás un buen hombre, una buena mujer, ¡ pero no haces lo que ha hecho el Señor !
Serás un buen hombre, una buena mujer, ¡ pero no haces lo que ha hecho el Señor !
Y también, si tú no perdonas, no puedes recibir la paz del Señor, el perdón del Señor.
Y cada día, cuando rezamos el Padrenuestro, decimos:
‘Perdónanos, como nosotros perdonamos…’. Es un ‘condicional’.
¿ Alguien te ha ofendido ?, ¡ perdónale !, como el Señor te ha perdonado a ti.
En cambio, cuántas veces nuestra petición se queda sólo en palabras ¡ porque durante el día
cuanto se destruye y se hace la guerra con la lengua !
Por eso, tenemos necesidad de la paciencia cristiana.
Cuántas mujeres heroicas hay en nuestro pueblo, que soportan por el bien de la familia y de los
hijos, tantas brutalidades, y tantas injusticias. Pero ellas soportan y van adelante con la familia.
Y lo mismo pasa con los hombres, cuántos hombres heroicos hay en nuestro pueblo cristiano
que soportan levantarse temprano por la mañana para ir al trabajo ( tantas veces un trabajo injusto,
y mal pagado ) para regresar por la noche, para mantener a la esposa y a los hijos.
Estos son los justos.
Pero también están aquellos que hacen trabajar la lengua y hacen la guerra a los demás, porque la
lengua destruye, ¡ hace la guerra !
Hay otra palabra clave que dice Jesús en el Evangelio:
“misericordia”.
“misericordia”.
Es importante COMPRENDER A LOS DEMÁS ¡ no condenarlos !
Sacerdotes, sean misericordiosos, ¡ no bastoneen a la gente en el confesionario !
El Señor, el Padre, es tan misericordioso que siempre nos perdona, ¡ siempre quiere hacer la paz con
nosotros !
Pero si tú no eres misericordioso corres el riesgo de que el Señor ¡ no sea misericordioso contigo !
porque nosotros seremos juzgados, con la misma medida con la que juzgamos a los demás.
Si tú eres sacerdote y no te sientes capaz de ser misericordioso, dile a tu obispo que te dé un trabajo
administrativo, pero ¡ por favor, no vayas al confesionario !. ¡ Un sacerdote que no es misericordioso
hace tanto mal en el confesionario !. ¿ Por qué ?, ¡¡ porque bastonea a la gente !!
‘No, Padre, yo soy misericordioso, pero soy un poco nervioso…’
‘Es verdad, antes de ir al confesionario ¡ ve al médico para que te dé una pastilla contra los nervios !
¡¡¡ pero sé misericordioso !!!.
Y también necesitamos ser misericordiosos entre nosotros.
‘Pero aquel ha hecho esto …
¿ Y tu ? .... ¿ Por qué no piensas, ... yo qué cosa he hecho?’
¿ Y tu ? .... ¿ Por qué no piensas, ... yo qué cosa he hecho?’
¿ De verdad, piensas, ‘¡ aquel es más pecador que yo !’ ?
Pero ... ¿ quién puede decir esto, que el otro, es más pecador que yo ?
¡ Nadie puede decir esto !. Sólo el Señor sabe.
Necesitamos revestirnos con sentimientos de ternura, de bondad, de humildad, de mansedumbre,
de magnanimidad.
de magnanimidad.
Y éste es el “estilo cristiano”, el estilo con el que Jesús ha hecho la paz y la reconciliación.
No es la soberbia, no es la condena, no es hablar de los demás.
Que el Señor nos dé a todos nosotros la gracia de soportarnos recíprocamente, de perdonar,
y de ser misericordiosos, como el Señor es misericordioso con nosotros.
FRANCISCO I. ( 10 / 9 / 15 )
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