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sábado, 12 de marzo de 2011

Carta para las víctimas del 11 M


Ninguna palabra os volverá a la vida.

No hay razón en la sinrazón.

Desaparece el motivo ante la crueldad impía, porque no tienen, ni existe, ninguna justificación.

Ningún dolor consuela otro dolor.

Somos iguales en el nacimiento y en la muerte, y somos hermanos ante los sentimientos y ante el dolor.

No buscaremos venganza con otras muertes, pues no se nos aliviará el horror con otro horror.

No olvidaremos nunca que nos arrancaron vuestras preciosas vidas.

La ausencia de humanidad nos estremeció y congeló el corazón.

Algo se nos quebró por dentro ante la barbarie y la ignominia.

El estupor y el terror apareció en nuestras vidas, pues hoy nos estremecimos ante las lesiones, las heridas, la muerte, el horror.

Hoy estamos llenos de angustia, de tristeza, mucha, mucha pena y todos queremos llorar.

Todos hemos muerto un poco este día, todos sentimos dolor.

Todos estamos en duelo.

Nadie, nadie, se merece esto, ni los muertos, ni los heridos, ni los vivos.

Todos estamos dañados, a todos nos han bombardeado.

¡NO!, al que nos arranca la vida.

La humanidad entera se siente herida, sobretodo, toda esa gente de buena voluntad y de buen corazón.

Matanza en Madrid.

¡Dios mio!

Quiero PAZ en el mundo.

Quiero que desaparezca el dolor.

Quiero humanidad en las almas y ternura, tolerancia y comprensión.

Tenemos que comprendernos, que respetarnos; tenemos que vivir juntos, todos juntos, toda la humanidad.

Somos hijos de la Tierra, alquilados hasta nuestro fin, atados unos a otros, porque dependemos unos de otros, y solo encontraremos vida, una digna y respetable vida; solo si buscamos, entre todos, la manera de hallar LA PAZ.

Que DIOS os acoja bajo su manto de AMOR.


Dedicado a todas las víctimas de la crueldad y la barbarie.

1 comentario:

  1. Escribí esta carta en esos terribles dias, y la deposité entre las demás, entre velas y flores, en uno de esos pequeños altares que el pueblo de forma expontánea preparó.
    Jamás olvidaré aquellos dias, la reacción de la gente, su silencio, su forma de manifestarse, bajo la lluvia, con pasos lentos, portando paraguas algunos y otros no, velas, y algunos rezando. Fueron unos dias para todos de gran tristeza, pensando todos en las víctimas y en sus familiares y amigos, porque podría habernos sucedido a cualquiera de nosotros, a cualquiera.

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