1.- No te sientas ofendida/o.
Cuando una persona te dice algo que no te gusta, pásalo por tu filtro y valora si hay algo de razón en lo que te dice. Si lo hay y es bueno para ti cambiar, en ese sentido, ve a por ello. Si no tiene razón y además su intención es ofenderte, piensa con calma.... ¿Crees que una persona que es feliz y se siente bien consigo misma, se tomaría el tiempo de ofenderte?. La respuesta es: “No”, porque ya tiene su tiempo lleno de bienestar y no necesita buscar nada más.
Normalmente, cuando alguien dice algo con ánimo de ofender, tiene un problema que intenta trasladar o al menos desahogarse. Lo que te ha dicho, probablemente no va contigo, viene del que está intentando ofender. Respira profundamente y con habilidad esquiva la supuesta ofensa.
2.- Libérate de la necesidad de ganar.
Las comparaciones no son buenas y si además nos llevan a querer ganar siempre, en lugar de compartir y a aprender, esto nos provoca estrés y perjudica nuestras relaciones personales.
¿Qué pasa cuando un niño/a siempre quiere ganar en todos los juegos?... Pues, que normalmente los otros niños no quieren jugar con él/ella, ni quieren ser sus amigos.
La mayor satisfacción se siente cuando se obtiene algo en equipo, cuando ganan todos.
3.- Libérate de la necesidad de tener razón.
Cada persona tiene su razón, ve el hecho desde su punto de vista, con su educación, situación y emociones. Cuando tú insistes en tener la razón, estás queriendo imponer algo sobre la otra persona, quizá consigas exponer tu razón, pero no creará bienestar para ninguno y además no será la razón absoluta, sino la tuya.
El objetivo de dialogar, de comunicarse es, dejar a la otra persona mejor que cuando la encontraste y eso no se consigue imponiendo tu razón. Escucha, aprende y propón y luego deja libertad para que la otra persona haga lo mismo.
4.- Libérate de la necesidad de ser superior.
Como he dicho antes, las comparaciones no son buenas. Tú no eres superior a nadie, ni nadie es superior a ti. Somos todos diferentes, únicos e irrepetibles. Querer mejorar es la voluntad de sentirse mejor, querer ser mejor que alguien produce malestar en ti y en tu entorno.
De nuevo, aprende de los demás, lo que es bueno para ti y aplícalo, a ésto se le denomina modelar: aprender un comportamiento positivo de otra persona. No copiar a la persona, sino utilizar aquellos comportamientos que consideras beneficiosos para ti.
5.- Libérate de la necesidad de tener más.
Nos estamos alejando del “ser” para instalarnos en el “tener”. Y aunque en principio, puede parecer que tener más y más nos da felicidad, una vez tenemos lo que realmente necesitamos, el acumular por acumular no trae felicidad. La prueba está en que algunas personas millonarias no son felices. Y digo algunas, porque la felicidad no depende de más o menos cantidad de dinero, hay personas pobres muy felices y personas ricas muy felices y al contrario, personas pobre o ricas infelices.
Por último recordarte, que cada día hagas lo que puedas, que no seas exigente contigo mismo, que te respetes y respetes a los demás, que tengas paciencia y sigas practicando las claves que vas descubriendo para acumular momentos felices. Y como dice un viejo proverbio: “el que hace lo mejor que puede, no está obligado a más”.
¡Sonríe a la vida y la vida te sonreirá a ti!
Cuando una persona te dice algo que no te gusta, pásalo por tu filtro y valora si hay algo de razón en lo que te dice. Si lo hay y es bueno para ti cambiar, en ese sentido, ve a por ello. Si no tiene razón y además su intención es ofenderte, piensa con calma.... ¿Crees que una persona que es feliz y se siente bien consigo misma, se tomaría el tiempo de ofenderte?. La respuesta es: “No”, porque ya tiene su tiempo lleno de bienestar y no necesita buscar nada más.
Normalmente, cuando alguien dice algo con ánimo de ofender, tiene un problema que intenta trasladar o al menos desahogarse. Lo que te ha dicho, probablemente no va contigo, viene del que está intentando ofender. Respira profundamente y con habilidad esquiva la supuesta ofensa.
2.- Libérate de la necesidad de ganar.
Las comparaciones no son buenas y si además nos llevan a querer ganar siempre, en lugar de compartir y a aprender, esto nos provoca estrés y perjudica nuestras relaciones personales.
¿Qué pasa cuando un niño/a siempre quiere ganar en todos los juegos?... Pues, que normalmente los otros niños no quieren jugar con él/ella, ni quieren ser sus amigos.
La mayor satisfacción se siente cuando se obtiene algo en equipo, cuando ganan todos.
3.- Libérate de la necesidad de tener razón.
Cada persona tiene su razón, ve el hecho desde su punto de vista, con su educación, situación y emociones. Cuando tú insistes en tener la razón, estás queriendo imponer algo sobre la otra persona, quizá consigas exponer tu razón, pero no creará bienestar para ninguno y además no será la razón absoluta, sino la tuya.
El objetivo de dialogar, de comunicarse es, dejar a la otra persona mejor que cuando la encontraste y eso no se consigue imponiendo tu razón. Escucha, aprende y propón y luego deja libertad para que la otra persona haga lo mismo.
4.- Libérate de la necesidad de ser superior.
Como he dicho antes, las comparaciones no son buenas. Tú no eres superior a nadie, ni nadie es superior a ti. Somos todos diferentes, únicos e irrepetibles. Querer mejorar es la voluntad de sentirse mejor, querer ser mejor que alguien produce malestar en ti y en tu entorno.
De nuevo, aprende de los demás, lo que es bueno para ti y aplícalo, a ésto se le denomina modelar: aprender un comportamiento positivo de otra persona. No copiar a la persona, sino utilizar aquellos comportamientos que consideras beneficiosos para ti.
5.- Libérate de la necesidad de tener más.
Nos estamos alejando del “ser” para instalarnos en el “tener”. Y aunque en principio, puede parecer que tener más y más nos da felicidad, una vez tenemos lo que realmente necesitamos, el acumular por acumular no trae felicidad. La prueba está en que algunas personas millonarias no son felices. Y digo algunas, porque la felicidad no depende de más o menos cantidad de dinero, hay personas pobres muy felices y personas ricas muy felices y al contrario, personas pobre o ricas infelices.
Por último recordarte, que cada día hagas lo que puedas, que no seas exigente contigo mismo, que te respetes y respetes a los demás, que tengas paciencia y sigas practicando las claves que vas descubriendo para acumular momentos felices. Y como dice un viejo proverbio: “el que hace lo mejor que puede, no está obligado a más”.
¡Sonríe a la vida y la vida te sonreirá a ti!
Este texto lo encontré en el facebook, en la página web: MENTE CONSCIENTE
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