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sábado, 16 de marzo de 2013

EL CORAZÓN DEL PADRE.










Reflexiones sobre *La Parábola de Hijo Pródigo* de JEAN GALOT.

EL CORAZÓN DEL PADRE  
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Ésta es la conducta del Padre celestial.
No rehusa entregar a los hombres los bienes de la tierra CUANDO QUIEREN ABUSAR, ... ni los obliga a permanecer con Él en su amistad, o SI DESEAN SEPARARSE DE ELLA.
El Padre dota a los hombres DE SU LIBERTAD Y LA RESPETA PROFUNDAMENTE, porque desea por parte de ellos
un afecto y una adhesión que no sean de encargo.
Les deja la posibilidad de optar entre la amistad o la separación, esperando que, incluso si escogiesen
momentáneamente marcharse, al final volverán y le profesarán un amor espontáneo.
Su honor de Padre consiste en no estar rodeado de esclavos, sino de hijos que quieren permanecer con él libremente.
Es una gran prueba de su verdadero amor este respeto por la libertad humana.
Por nuestro bien, EL PADRE SE EXPONE VOLUNTARIAMENTE A UN RIESGO:
El riesgo de ser abandonado, despreciado en su amor y verse pospuesto por sus hijos a los deleznables placeres terrenos.
El hijo menor ( obrando egoistamente ) no deja de aprovechar la libertad y la fortuna que le habían sido concedidas.
En pocas palabras, CON UNA DESCRIPCIÓN RÁPIDA, CRISTO ESBOZA LA DEGRADACIÓN A QUE CONDUCE EL PECADO.
El joven había partido con una bolsa bien repleta, prometiéndose toda suerte de placeres...
La realidad le guarda muy pronto una cruel desilusión. SE VE CONDENADO A ACEPTAR UN OFICIO QUE PARA UN JUDÍO DEBÍA DE SER EL MÁS ABYECTO: EL DE GUARDAR CERDOS. Y llega a tal grado de miseria (y de soledad) que ansía comer el alimento de estos animales (pero ninguno se lo daba).
Así, el pecado no cumple las promesas con las que en un principio atrae, y en vez de colmar los deseos que ha atizado, no hace más que engañar su hambre y acentuarla.
Además, despoja de sus bienes al que se ha dejado seducir, LO ARRASTRA A UNA PROFUNDA ANGUSTIA,
engendra la vergüenza y el hastío. Cuando se había creído gustar la embriaguez de la libertad, se cae en una envilecedora esclavitud.
El hijo pródigo, en esta amarga experiencia, comienza a darse cuenta de la felicidad, de la libertad, y de la abundancia
que poseía en la casa de su padre, VENTAJAS QUE NO HABÍA ESTIMADO EN SU JUSTO VALOR hasta el momento presente.
" Cuantos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, ... Y YO AQUÍ ME ESTOY MURIENDO DE HAMBRE "
En esta comprobación ... ¡ qué elogio encontramos del BIENESTAR ESPIRITUAL que el Padre prodiga A LOS QUE PERMANECEN JUNTO A ÉL !
Es el bienestar de aquellos que viven en su amistad y en una abundancia que satisface al alma.
NADIE MEJOR QUE LOS SANTOS PUEDEN ATESTIGUAR ESTA ABUNDANCIA DE GRACIAS Y FAVORES
que mantienen al alma en disposiciones de paz y gozo gratificantes.
Este es EL DRAMA INTERIOR AFECTIVO DE TANTOS HOMBRES DE ESTE MUNDO que han experimentado
lo triste, vacío y degradante que es el pecado comparado a la satisfacción que tiene el corazón cuando se vive en armonía con el Padre.
PERO TODAVÍA QUEDA LA VALENTÍA DE VOLVER, decidirse a dar el paso decisivo.
El hijo menor, comprende que al haberlo perdido todo, no le queda más que OFRECER SU HUMILDAD
y eso es lo que se propone presentar a su Padre.
" YA NO SOY DIGNO de llamarme hijo tuyo, trátame cómo a uno de tus jornaleros ".
Su camino de RETORNO debió de estar JALONADO DE INCERTIDUMBRE.
¿ Qué recibimiento le iban a hacer ? 
Si hubiéramos tenido que acabar nosotros la narración comenzada por Cristo, e imaginar el desenlace de la parábola,
seguramente lo habríamos descrito de distinta manera.
El padre habría podido recibir a su hijo pequeño con benevolencia, ... PERO haciéndole comprender, a la vez, la pena que le había producido su conducta.
Es decir, para que no pudiera olvidar la lección recibida y no se sintiera tentado de volver a las andadas ...
el padre habría podido DIFERIR SU PERDÓN DEFINITIVO, tener al hijo algún tiempo en casa a su servicio
ANTES DE DEVOLVERLE todos sus privilegios de hijo.
Así el hijo habría dado pruebas de que su arrepentimiento era sincero y se habría ganado el perdón
DEMOSTRANDO QUE ERA UN BUEN HIJO.
En cambio, EL DESENLACE QUE CRISTO PONE ante nuestros ojos (es muy distinto y) SOBREPASA TODO LO IMAGINABLE.
En lugar de esperar que su hijo venga a él para pedirle perdón por la ofensa cometida, ES EL PADRE
QUIEN CORRE A SU ENCUENTRO, completamente conmovido de la miseria de su hijo.
Cuando su hijo pequeño pronuncia la frase que había preparado de antemano ... lo interrumpe
y no precisamente para hacerle reproches... (lo hace) para que no se prolongue en su hijo el recuerdo de un pasado que lo avergüenza; y antes de que acabe de llamarse indigno... él quiere rehabilitarlo en su dignidad y ordena que le traigan el mejor vestido, el anillo y el calzado que caracterizaban a los dueños de una casa.
Le restituye al momento sus privilegios de hijo.
Pero por si esto fuera poco ( TODAVÍA NO ES BASTANTE ), organiza un festín de lo más solemne.
Y si en los banquetes ordinarios se contentaban con un cabrito o un cordero aquí le hace inmolar el ternero cebado.
El Padre está radiante de gozo " porque mi hijo ESTABA MUERTO y ha vuelto a la vida, ESTABA PERDIDO
(desorientado) y ha sido encontrado".
Cristo nos mostró que el Padre es puro Amor, es un corazón lleno de bondad.
Y que esta parábola se cumple cada vez que un pecador (toca fondo) y se arrepiente de sus culpas.
Y que no hay que tener miedo de regresar al Padre, pues él ... aguarda con impaciencia el instante de nuestro arrepentimiento.
Se prohíbe A SÍ MISMO forzar la puerta de nuestro corazón; Pero cuando un corazón se le abre libremente con buena disposición se apresura a penetrar en él, a abrazarlo, movido por su inmenso cariño.
Hace desaparecer la angustia, la vergüenza producidas por el pecado, no impone un tiempo de prueba
para que demostremos nuestra sinceridad y fidelidad... su perdón es total y definitivo y no tiene ningún deseo de volver
sobre los hechos del pasado ni insistir o refrescar lo que nos avergüenza.
El Padre es el primero EN QUERER ENTERRAR PARA SIEMPRE el recuerdo de las faltas que perdona:
Esas faltas están verdaderamente borradas.
Sería una sinrazón representar al Padre celestial CÓMO SI TUVIESE EN DEPÓSITO TODOS LOS PECADOS
QUE HEMOS COMETIDO EN NUESTRA VIDA para hacernos ver su horror en el momento que comparezcamos ante él
a la hora de la muerte (con un mínimo de humildad, gratitud y amor hacia él ). 
Si así fuera, su amor, su perdón... no sería completo.
Si el Padre ha querido suprimir toda la angustia y vergüenza de nuestros pecados ... NO SERÁ ÉL QUIEN QUIERA REAVIVARLOS.
Las ofensas que ya hemos lamentado y cuyo perdón hemos suplicado, están definitivamente perdidas
en el abismo de su corazón paternal. (Y esto no significa que no exista un juicio después de la muerte)
Un último detalle.
Reflexionar sobre el cuadro de júbilo del Padre, ese gozo paterno tan profundo que tiene al recobrar vivo a su hijo muerto, ... y la maravilla que supone comunicarle también esta alegría a su hijo dentro de su corazón...
resulta de lo más impresionante.
¿ No es un privilegio asombroso el que se le ha concedido al pecador arrepentido:
(es decir), poder causar al Padre celestial este gozo tan intenso ?
Cuanto más grande había sido sentida su ofensa por el Padre, tanto más desbordante se hace la dicha
que entraña su retorno.
( Y no sólo el Padre se alegra, el cielo entero se regocija)  

JEAN GALOT
" El corazón del Padre " (1995)
( pp 130ss )


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