Cálida Rosa

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lunes, 27 de febrero de 2012

Enamórate de alguien.

No te enamores del Amor...
Enamorate de alguien que te ame,
que te espere, que te comprenda
aun en la locura de alguien que te ayude,
que te guíe, que sea tu apoyo,
tu esperanza, tu todo.
Enamórate de alguien que no te traicione,
que sea fiel, que sueñe contigo,
que sólo piense en tí, en tu rostro, en tu delicadeza, en tu espiritu, y no en tu cuerpo o en tus bienes.
Enamorate de alguien que te espere hasta el final, de alguien que sea lo que tú no elijas,
lo que no esperes.
Enamorate de alguien que sufra contigo,
que ria, junto a ti, que seque tus lagrimas,
que te abrigue cuando sea necesario,
que se alegre con tus alegrias
y que te de fuerzas despues de un fracaso.
Enamorate de alguien que vuelva a ti
despues de las peleas, despues del desencuentro de alguien que camine junto
a tí, que sea un buen compañero,
que respete tus fantasias, tus ilusiones.
Enamorate de alguien que te ame.
No te enamores del amor...
¡ENAMORATE DE DIOS!


Marco Antonio BERNARDINO V.

lunes, 20 de febrero de 2012

Las bondades de LA FE.

Después de leer una estadística, no he podido menos que exclamar: ¡Hombre... SI LO MIRAS ASÍ ...!
Decía:
* La FE mejora la salud.
* Los jóvenes con firmes creencias religiosas son menos proclives al consumo de drogas, de alcohol o a tener relaciones sexuales que los que no tienen esas creencias
* Las personas que manifiestan profesar una religión son más felices que las que no tienen religión alguna
* Los católicos practicantes son los menos proclives a sufrir depresiónes.
* La asistencia a los servicios religiosos diarios produce un grado de felicidad mucho mayor que el de quienes no acuden jamás a ninguno.
* Quienes rezan todos los días tienen un grado de felicidad mucho mayor que el de quienes no rezan nunca.
* La asistencia a la iglesia previene la subida de la tensión arterial.
* En quiénes siguen a Cristo, las diferencias generacionales y culturales dejan de existir
* Está demostrado que a mayor nivel de religiosidad, se da un menor deterioro cognitivo.
* Los pacientes de alzhéimer con un alto grado de espiritualidad tienen un deterioro cognitivo significativamente más lento de lo normal.
* Los jóvenes aún atravesando crisis, estudian más y aprenden mejor si tienen paz y serenidad de espíritu
* Quién vive su fe en una comunidad cristiana se conoce mejor y se descubre mas profundamente que en su propia familia
* Quién encuentra la presencia de Dios en su historia, se reconcilia con ella, y descubre como el yugo de Cristo es suave y su carga, ligera
* La FE y confianza en Dios, bloquean el estrés y la ansiedad que podrían derivar en graves enfermedades psicosomaticas
* La FE potencia el crecimiento y desarrolla la personalidad individual en todos sus aspectos
* La fe hace ser libre, generoso, altruista, bondadoso, humilde... y vivir en una lista interminable de virtudes que protegen de tantísimos males
* Las parejas que acuden regularmente a los actos religiosos, mejoran en su convivencia y tienen un 35 % menos de probabilidades de separarse.
* Las padres con fe, tienen más hijos y están siempre más abiertos a acoger, cuidar y proteger nuevas vidas.
* Los creyentes son generalmente mucho más afectuosos con sus hijos que la media, y no trabajan sólo para ganar dinero. Tienen clara sus prioridades y escala de valores.
* Los enfermos también mejoran “sorprendentemente” si se reza por ellos. Y les ayuda mucho la comunión y la cercanía que reciben de la comunidad cristiana.
* Cura del miedo a la muerte... Y de la muerte prematura... Y se realiza aquello de..."El justo en su vejez seguirá lozano y frondoso, como árbol plantado junto a corrientes de agua"
* La Fe permite escuchar, acoger y recibir la vida de Cristo Resucitado, el amor paterno y solicito de Dios y recibir también la fuerza sobrenatural del Espíritu Santo que supera nuestras capacidades y potencia todo nuestro ser
* Realiza el paso de la muerte ontica a la vida, de la soledad a la comunión, del egoísmo a vivir en el amor gratuito que alcanza hasta quiénes mal nos quieren y daño nos hacen.


* (¿Que más cosas... seguirías tu añadiendo?)

Javier Galdeano 

domingo, 12 de febrero de 2012

El acoso moral. Descripción.

Se entiende por acoso moral la manifestación permanente y sublime de una conducta abusiva y especialmente de desgaste psicológico, que incluye comportamientos, palabras, actos, gestos y escritos que puedan atentar contra la personalidad, la dignidad o la integridad física o psíquica de un individuo.

Se trata de un fenómeno circular, de una serie de comportamientos deliberados por parte del agresor que están destinados a desencadenar la ansiedad en la víctima, lo que provoca en ella una actitud defensiva que a su vez genera nuevas tensiones.

El primer acto del agresor consiste en paralizar a su víctima para que no pueda defenderse, de modo que por mucho que ésta intente comprender qué ocurre, no tiene herramientas para hacerlo. La víctima no se da cuenta de esta manipulación perversa y no reacciona cómo lo haría en un proceso normal y corriente. Mediante un proceso de acoso moral, o de maltrato psicológico, un individuo puede hacer pedazos a otro. La perversidad no proviene de un trastorno psíquico o psicológico, sino de una fría racionalidad que se combina con la incapacidad de considerar a los demás como seres humanos de igual a igual.

Cada uno de nosotros puede utilizar puntualmente un proceso perverso. Esto sólo se vuelve destructor con la frecuencia y la repetición a lo largo del tiempo. Un individuo perverso es permanentemente perverso. Se encuentra fijado a ese modo de ser, de relacionarse con el otro y no se pone en tela de juicio a sí mismo jamás. No tiene compasión ni respeto por los demás. Respetar al otro supondría considerarlo en tanto que ser humano y reconocer el sufrimiento que se le aflige.

Estos individuos necesitan rebajar a los demás para adquirir autoestima y mediante esta, adquirir poder, pues están necesitados de admiración y aprobación. El agresor suele engrandecerse a costa de rebajar a los demás y evitar cualquier conflicto interior al descargar sobre el otro la responsabilidad de lo que no funciona. Las técnicas perversas utilizadas son rechazar la comunicación directa, descalificar, desacreditar, aislar e inducir a error.

La negación de la comunicación directa es el arma principal de los perversos. El acosador es frío y malvado pero no de una forma ostensible que pudiera traerle problemas, sino que simplemente hace uso de pequeños retoques desestabilizadores que son difíciles de identificar. Suele utilizar técnicas de desestabilización como las insinuaciones, las alusiones malintencionadas, la mentira y las humillaciones. Por medio de estos métodos y de palabras aparentemente anodinas y de cosas que no se dicen, es posible desestabilizar a alguien o incluso destruirlo sin que su círculo de allegados se percate de ello y puedan llegar a intervenir.

Las víctimas, al principio y contrariamente a lo que los agresores pretenden hacer creer, no son personas afectadas de alguna patología o particularmente débiles. Al contrario, el acoso empieza cuando una víctima reacciona contra el autoritarismo de la otra parte y no se deja avasallar. El acoso se hace posible porque viene precedido de una descalificación de la víctima por parte del perverso.

Esta depreciación de la víctima justifica posteriormente la crueldad que se ha ejercido contra ella y conduce a pensar que se merece lo que le ocurre. Cuando un proceso de acosos se instaura, la víctima es estigmatizada. Se dice que el trato con ella es imposible, que tiene mal carácter o que está loca. Se considera que su manera de ser es la responsable de las consecuencias del conflicto, y la gente se olvida de cómo era antes o de cómo es en otros contextos. Una vez que a la víctima se le saca de sus casillas, no es extraño que se convierta en lo que se pretende convertirla. Para que esto resulte creíble, hay que descalificar al otro con el fin de empujarlo a comportarse de un modo reprensible.

La violencia perversa puede darse en cualquier ámbito de nuestra vida, puede darse en la pareja, en la familia, en el ámbito laboral, social, etc. Aunque se trate de contextos distintos el funcionamiento es similar. El punto común de todas las situaciones de acoso moral es que son indecibles. Se trata de una violencia probada, aunque se mantenga oculta, que tiende a atacar la identidad del otro y a privarlo de toda individualidad. La violencia perversa aparece en momentos de crisis, cuando un individuo que tiene defensas perversas no puede asumir la responsabilidad de una elección difícil. Se trata de una violencia indirecta que se ejerce esencialmente a través de una falta de respeto.

Los procedimientos perversos aparecen con mucha frecuencia en los casos de separación y divorcio. Otras veces, el acoso es suscitado por sentimientos de envidia de alguien que posee algo que los demás no tienen.

En la vida cotidiana no nos atrevemos a hablar de perversidad. Corresponde aun juicio de valor. Nombrar la perversidad es grave. La mayoría de las veces se reserva este término para actos de gran crueldad. Dejar de nombrar la perversidad es un acto todavía más grave, pues supone tolerar que la víctima permanezca indefensa, que sea agredida y que se le pueda agredir a voluntad. Parece como si la sociedad no percibiera esa forma de violencia indirecta. Con el pretexto de la tolerancia nos volvemos indulgentes ante ciertos ataques de perversidad. El contexto sociocultural actual permite que la perversión se desarrolle porque la tolera.

No se trata de procesar a los perversos, los cuales ya se defienden bien por sí solos sino de tener en cuenta su nocividad y su peligrosidad con el fin de que las víctimas o futuras víctimas puedan defenderse mejor.

Este fenómeno se ha estudiado particularmente en los países anglosajones y en los países nórdicos. Actualmente, en algunos países, entre ellos Francia, departamentos de recursos humanos, médicos y psicólogos laborales, y mutualidades sanitarias han empezado a interesarse por el tema.

La manipulación perversa genera trastornos graves tanto en niños como en adultos. Los métodos terapéuticos clásicos no son suficientes para ayudar a estas víctimas.

Son necesarias herramientas más adaptadas que tengan en cuenta la especificidad de la agresión perversa. Quizá no se escucha a las víctimas cuando solicitan ayuda. Es necesaria la intervención de un interlocutor válido. No han de considerarse responsables de la agresión que padecen ni han de pensar que lo han buscado o merecido inconscientemente.

Cuando la víctima acude a una psicoterapia individual, lo hace por otras razones, alegando inhibiciones, falta de confianza en sí misma, incapacidad para tomar decisiones, ansiedad, por un estado depresivo permanente resistente a los antidepresivos La víctima se puede quejar de su compañero o de su círculo de relaciones, pero no suele tener conciencia de la existencia de esta terrible violencia subterránea y no se atreve a quejarse de ella. Es difícil entonces, incluso para el terapeuta, ver que se trata de una situación de acoso moral.

Maritza Victoria