Cálida Rosa

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Naturaleza de jardin

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martes, 29 de noviembre de 2011

Cicatrices. Poema de Mayte Arenas

MAYTE ARENAS

Las cicatrices se esconden
entre los poros de mi piel
me he sentido viajar hasta el fondo
entre los despojos de la vida
sin ver senderos nuevos,
sin horizontes estrellados
mis lamentos convertidos en
en ahogados fragmentos
en palabras inexistentes
en mentiras que flagelan
mi cuerpo y mente un día mas
caminado por espacios vacíos
de razones y sin dirección
como recostada en medio de la nada
buscando sin cesar la libertad
un punto de luz en el fondo de la oscuridad
queriendo discernir entre el bien y el mal
saber el misterio de donde se fueron los besos
los sueños ,las ilusiones y las mariposas de colores
en mi alma, quedan los restos del dolor de la batalla
como dagas de noble metal,capillas donde paliar mis pecados
pero en la mirada aun retengo a duras penas una huella de esperanza.

 Mayte Arenas.

domingo, 27 de noviembre de 2011

En esta vida aprendí que...

En esta vida aprendí que la distancia puede causar nostalgia, pero jamás causa olvido.
De forma positiva aprendí que no importa lo que suceda, o lo malo que parezca el día de hoy, la vida continúa. Y el mañana, siempre me ofrece la esperanza de ser un poco mejor.
Creo que aprendí que se puede conocer bien a una persona, por la forma en que reacciona ante las cosas.
Que sin importar lo buena que sea una persona, ella te va a herir de vez en cuando, y tú habrás de perdonarla.
Que lleva años ganar la confianza de alguien, y unos pocos segundos destruirla.
Que la paciencia requiere de mucha práctica.
Que nunca se debe decir a un niño que los sueños son tonterías.
Que no importa en cuántos pedazos se nos haya roto el corazón; el mundo no se detiene a esperar que lo compongamos.
Aprendí que las personas a veces se van demasiado rápido.
Aprendí lo que duele dejar a alguien que amas.
Que los grandes problemas siempre empiezan de pequeños.
Que si encuentras al hombre o a la mujer adecuada, ellos te puede enseñar a amar.
Aprendí lo que es extrañar a alguien y lo grato que es volverlo a encontrar.
Que con el tiempo las cosas se miran de una forma diferente.
Que aunque me quería comer el mundo aun me faltaba mucha experiencia.
Aprendí que no importa lo lejos que viajes cuando quieras huir de algo, tus problemas siempre te acompañaran a lo largo de toda la travesía.
Aprendí que se puede hacer, en un instante, algo que te va a hacer doler la cabeza la vida entera.
Aprendí que, no importa el tipo de relación que tengas con las personas que quieres, sentirás su falta cuando no estén.
Que puedes hacer a alguien disfrutar el día con solo con un pequeño detalle que casi siempre no cuesta nada.
Que ver una buena película puede darme una tarde agradable.
Que aprender a aceptarme como soy me puede ayudar a no sentirme tan sola.
Que es absolutamente imposible tomar vacaciones sin engordar cinco kilos.
Que no puedo cambiar lo que pasó pero puedo dejarlo atrás, que puede doler pero sé que después me voy a sentir mejor.
Que nunca es tarde para decir la verdad.
Aprendí a aprender.
Aprendí que los verdaderos amigos no están a la vuelta de la esquina.
Aprendí que no es fácil decir adiós.
Aprendí a perdonar.
Aprendí que la vida, a veces, nos da una segunda oportunidad.
Aprendí que vivir no es sólo recibir, es, sobre todo, dar.
Aprendí que, buscando la felicidad, me ilusiono.
Aprendí que siempre que decido algo con el corazón abierto, generalmente, acierto.
Aprendí que cuando siento dolor, no necesito ser un dolor para los demás.
Aprendí que diariamente necesito llegar y tocar a alguien.
Aprendí que me gusta el contacto de una mano amiga, recibir un abrazo afectuoso, oír alguna palabra de cariño de vez en cuando.
Aprendí que aún tengo mucho que aprender.
Aprendí que todo pasa por algo en la vida.
Las personas se olvidarán de lo que dijiste...
Olvidarán lo que hiciste....
Pero RECUERDA QUE NUNCA OLVIDARÁN cómo las trataste y cómo las hiciste sentir.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Debes Creer en Ti....Palabras de Marcela


Debes Creer en Ti…
Creer primero que nada en ti, pues nadie mejor que tú conoce ...todos tus sacrificios, tu entrega y tus propias verdades incambiables..
Debes Creer en ti, porque tu pasado no ha sido años de tiempo perdido, de sacrificios inútiles, sin frutos ni provecho alguno. Esa verdad palpable, tangible, que llevas en tu corazón, no será nunca alterada ni arrancada de ti.

Llevas para siempre impresa en tu alma, la profunda y reconfortante certeza de haber obrado bien y con tus mejores intenciones. Conservas en lo más hondo de tu ser, el rico tesoro que te hará sentir el sentimiento que te va a decir: ¡Misión Cumplida!
Tienes que pensar con grandeza, y decirte:
- Creo en mí, pues de mí ha nacido verdad y vida.
- Confío en mí, porque yo he sido y soy fortaleza.
- No existe amargura ni dolor que consiga atar mi alma libre.
Debes tratar de ignorar el dolor, pues no te dejará ver y sentir las grandezas de tu alma.
Tu vida comienza un nuevo camino cada día, pero no es un sendero de amargura, dolor, y soledad, sino que es un bello camino de esperanza e ilusión, en donde todo está por que lo descubras, y en donde no hay tiempo para que te canses o te abandones.

Ahora, debes levantar tu cabeza y mirar el fulgurante sol que cada mañana madruga para ti.

Y entonces llegará la más maravillosa paz que jamás hayas sentido. Descubrirás nuevas alegrías e ilusiones, y a partir de ese momento sentirás cómo tu corazón y alma se elevan en un aura de gloria, pues tu gozo será tan grande que te hará sentir un nuevo ser. Será como volver a nacer.
Tú sabes que has hecho del amor un reino de entrega y verdad para ti y los demás, pero ahora debes creer en ti, y forjar una fortaleza de paz para tu corazón.
No prives al cielo de tu mirar, levanta tu rostro y permite a los pájaros y los ángeles contemplar la belleza que abunda y reina en ti.
Arráncate el dolor, toma de nuevo tu alegría y siembra de ilusiones una nueva tierra, y verás como la vida agradecerá tu esfuerzo. Nada, hay perdido, todo en ti es victoria, pues cabe mayor triunfo en tu vida.
Todo radica en conjugar siempre este verbo: ¡Creer! y saber que tú eres el vencedor y dueño de tu vida. En tener la convicción de que tú has amado sin medida, (aunque las cosas no hayan salido como lo esperabas). Porque son muy pocos los que aprenden a amar y sienten el amor de verdad.

Ahora debes dejar nacer en ti un nuevo ser, con una nueva luz, y en donde tu "yo" más íntimo es lo más valioso y primordial.


martes, 15 de noviembre de 2011

Quiero creer. Poema de Gerardo Diego

Porque, Señor, yo te he visto
y quiero volverte a ver
quiero creer.

Te vi, sí, cuando era niño
y en agua me bauticé,
y, limpio de culpa vieja,
sin verlos te pude ver.

Quiero creer.

Devuelveme aquellas puras
transparencias de aire fiel,
devuelveme aquellas niñas
de aquellos ojos de ayer.

Quiero creer.

Tu que pusiste en las flores
rocío, y debajo miel,
filtra en mis secas pupilas
dos gotas frescas de fe.

Quiero creer.

Porque, Señor, yo te he visto
y quiero volverte a ver,
creo en Ti y quiero creer.

GERARDO DIEGO


jueves, 10 de noviembre de 2011

En el camino aprendí. Poema

En el camino aprendí, que llegar alto, no es crecer,
que mirar no siempre es ver, ni que escuchar es oír,
ni lamentarse sentir, ni acostumbrarse, querer.

En el camino aprendí que estar solo no es soledad, que cobardía no es paz y que peor que mentir, es silenciar la verdad.

En el camino aprendí que puede un sueño de amor,
abrirse como una flor y como esa flor morir,
pero en su breve existir, ser todo aroma y color.

En el camino aprendí, que ignorancia no es no saber,
ignorante es ese ser, cuya arrogancia es vil,
es de bruto presumir y no querer aprender.

En el camino aprendí que la humildad no es sumisión,
la humildad es ese don que se suele confundir.
No es lo mismo ser servil, que ser un buen servidor.

En el camino aprendí, que la ternura no es doblez,
ni vulgar la sencillez, ni lo solemne verdad,
vi al poderoso mortal y a idiotas con altivez.

En el camino aprendí que es mala la caridad, del ser humano que da,
esperando recibir,pues no hay defecto más ruin, que presumir de bondad.

En el camino aprendí,
que en cuestión de conocer, de razonar y saber,
es importante, entendí, mucho más que lo que vi , lo que me queda por ver.


Autor desconocido.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Una comida diferente- Un hecho real

«Pagó la última ronda de unas cervezas que le habían sentado divinamente después de una intensa semana de trabajo, se lo habían pasado bomba despotricando del viaje del Papa, de la hipocresía de la Iglesia, de todo lo que les pedía el anticlericalismo que los unía como la amistad que se profesaban y que les servía para estar colocados en la misma empresa pública de la Junta.

Se fue a casa para comer algo antes de echarse una buena siesta, pero de camino se encontró con un olor que lo llevó directamente hasta el paraíso efímero de su infancia. Un olor a cocido, a caldo humeante, el aroma que lo recibía cuando llegaba a su casa después del colegio, con su madre atareada en la humilde cocina donde la olla hervía sin cesar.

»Entró en un local que le pareció un restaurante modesto, pero con encanto; iba distraído, pensando en el Informe Técnico sobre Prevención de Riesgos Psicosociales de las Personas Expuestas a Situaciones de Disrupción Económica Familiar que le habían encargado en la empresa pública donde trabaja.

En realidad, no era un restaurante; sino un autoservicio frecuentado por gente de toda condición. Había personas ataviadas a la antigua usanza, junto a individuos solitarios que vestían según las normas alternativas del arte povera. De pronto abrió los ojos y se quedó pasmado al comprobar que, quien le servía la comida en la bandeja, era una monja.

»¡Aquello era un comedor social!...y se vio rodeado de eso que nunca se nombra en los informes ni en los dosieres que prepara: pobres.

Quiso retirarse; pero la monja no lo dejó. Le sonrió y le dijo que no se preocupara, que la primera vez es la más complicada, que no debía avergonzarse de nada, que el cocido estaba buenísimo y que, de segundo, había filete empanado; que no se perdiera las vitaminas de la ensalada ni de la fruta, y que podía rematar la comida con un helado de los que había regalado una fábrica cuyo nombre obvió.

Se vio sentado a una mesa donde un matrimonio mayor, y bien vestido, comía en silencio, sin levantar los ojos de la bandeja. Enfrente, un tipo con barba descuidada sonreía mientras devoraba el filete empanado y le contaba su vida; había perdido el trabajo, el banco se había quedado con su casa, después del divorcio no sabía a dónde ir; menos mal que las monjas le daban comida y ropa, y que dormía en el albergue bajo techo. `Al final, he tenido suerte en la vida, compañero; así que no te agobies, que de todo se sale…´.

»No podía creer lo que estaba sucediendo. Nadie le había pedido nada por darle de comer, ni le habían preguntado por sus creencias. Se limitaban a darle de comer al hambriento, sin adjetivos.

Al salir, no le dio las gracias a la monja que le había dado de comer. Pero no fue por mala educación, sino porque no podía articular palabra. Una inclinación de cabeza. Ella le contestó con una sonrisa leve. `Vuelve cuando lo necesites y, si no estoy, di que vienes de parte mía. Me llamo Esperanza´.

»Pregunta: Con tanto hablar de los privilegios que recibe la Iglesia catolica... ¿Hay algún comedor social regido por ateos o por los sindicatos?».

Porque yo no conozco ninguno.

Paco Robles
(Artículo publicado en el ABC)