Existe una estrecha relación entre el sentimiento y el cuerpo físico.
Cuando sentís irritación o satisfacción, ello se traduce, lo queráis o no, en la expresión de vuestro rostro y de vuestros gestos. Si sentís afecto por alguien, os veis impulsados instintivamente a ir a su encuentro, a sonreírle, a abrazarle, a hacerle regalos.... Pero si estáis furiosos contra él, ¡cuántos esfuerzos debéis hacer para no expresar vuestra ira gritando, lanzándole algo a la cabeza o propinándole algunos golpes!
Cada sentimiento se traduce pues por una manifestación física determinada, y lo mismo ocurre a la inversa.
Tomad la actitud de estar maravillados y acabaréis estándolo verdaderamente. Haced como si estuvieseis indignados, y lo estaréis también.
Igual que los sentimientos provocan gestos, los gestos también provocan sentimientos.
He ahí unas leyes de las que debéis ser conscientes y sacar partido de ellas en vuestra vida cotidiana para encontrar la mejor actitud.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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