El maltratador/a actúa con perplejidad al principio porque él/ella no se cree que es como la mujer lo ha descrito en la denuncia. Enseña a todo el mundo el escrito de denuncia de la mujer y se “victimiza”, es decir, ante los demás se hace el incrédulo, él dice: “en menudo lío me ha metido” “no sé qué pretende” “quiere hundirme” “será mentirosa” “con lo bueno que he sido yo con ella” “será puta”… y luego viene el llanto, lágrimas de cocodrilo que es para dar más pena si cabe ante los demás. Claro con todo ello se asegura que los demás le “consuelen” y él se sienta mejor.
El maltratador casi nunca admite que se ha portado como un canalla con su pareja. Él da por hecho de que ha sido un marido y padre ejemplar, y que ella es la que ha sido la torpe, la tonta y la vaga a la que ha tenido que soportar.
Hay maltratadores que si han reconocido que se han portado muy mal con sus parejas, muy pocos, pero los hay. Ha habido hombres que se han dado cuenta de su error y de lo que han perdido por su nefasta conducta y que se han puesto en manos de psicólogos expertos de maltratadores y que han enmendado sus conductas e incluso han vuelto con su pareja.
Pero eso, por desgracia, ha pasado en muy poquitos casos. Lo normal es que ellos no reconozcan su canallada conducta y no den su brazo a torcer, y esos son los más peligrosos porque volverán a ser maltratadores con sus nuevas parejas.
Fundación APRODEMM
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