LAS PRUEBAS DE LA VIDA
" Como si fuésemos por la ruta en nuestro coche haciendo un recorrido tranquilo, con pequeños altibajos, pero de un modo casi placentero...relajante... y de golpe salta delante nuestro una curva cerrada, inesperada, que nos obliga a despabilarnos en cuestión de segundos y nos pone a prueba en todos los sentidos, debemos calcular en una brevedad de tiempo insólita el angulo de cierre del volante, la presión que haremos en el pedal de freno, intercalando el acelerador, maniobrar lo más paralelo posible al borde del camino, intentando todo el tiempo no salirnos del mismo porque una parte nuestra sabe con certeza que si cruzamos ese límite patinaremos y nos iremos al impacto seguro, el riesgo de vida en un abrir y cerrar de ojos pasó de cero posibilidades... a mil. Debemos mirar todos los espejos retrovisores casi al mismo tiempo. Y calcular cada milímetro del angulo cerrado de la ruta que se nos abre por delante. Asegurarnos que el cinturón de seguridad está puesto. El de los que nos acompañan también. Confirmar que todos estamos protegidos ante el inminente choque. Todas las posibilidades buenas y malas desfilan mentalmente a una velocidad descomunal. Llega un punto donde casi no podremos hacer más nada que esperar el desenlace de todo nuestro esfuerzo, dimos lo máximo y ...oh sorpresa.. ¡PUDIMOS CON ESO! ante un momento de descontrol casi total... logramos volver a tomar dominio del volante, de la ruta, de los pedales, ... ¡del miedo!...todo va lentamente poniéndose en su lugar... el animo se calma, y luego del primer shock y susto, poco a poco vamos tomando conciencia que fuimos nosotros mismos los encargados de salvarnos la vida... y la de los que nos acompañan.
Pero en algún segundo de todo ese trance que pudo haber terminado en tragedia, cuando realmente no dimos más... cuando en verdad creíamos que ya más no podríamos hacer...sacamos de un lugar desconocido interno una capacidad que nos llevó a saber qué hacer, cómo actuar, qué pensar, qué decir, cómo, cuándo y dónde... con qué fuerza, con qué intensidad, con qué rapidez... supimos decir las palabras exactas al entorno, supimos calcular en milímetros perfectos el angulo del volante, las ruedas del coche fueron a la posición exacta donde no patinaron y nos sacaron del accidente seguro gracias a la habilidad, esfuerzo, estrategia, inteligencia, rapidez, y capacidad de supervivencia que ni sabíamos que teníamos.
Del mismo modo en la vida nos sorprenden curvas con todo, con la gente, con los trabajos, con los hijos, con los sueños, con los desafíos, con la salud, con los ingresos, con la estabilidad emocional, con cualquier detalle inesperado de la vida que nos saca del lugar que nos posicionábamos tan seguros y tranquilos y nos deja casi ruedas para arriba... y cuando nuestro psiquismo está a punto de decir BASTA... luego resulta que no... que como magos que sacamos conejos de la manga emerge de nuestro interior una solución que no imaginábamos que teníamos, potencial nuestro callado, silenciado, pero que a la hora de necesitarlo salta y nos salva... es tu salvador interno que busca la mejor forma de sobrevivir... y aunque pensábamos que ya no más ... como dice la frase de hoy: aunque pensemos convencidos que NO... ¡luego resulta para nuestra sorpresa que SI!"
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" Como si fuésemos por la ruta en nuestro coche haciendo un recorrido tranquilo, con pequeños altibajos, pero de un modo casi placentero...relajante... y de golpe salta delante nuestro una curva cerrada, inesperada, que nos obliga a despabilarnos en cuestión de segundos y nos pone a prueba en todos los sentidos, debemos calcular en una brevedad de tiempo insólita el angulo de cierre del volante, la presión que haremos en el pedal de freno, intercalando el acelerador, maniobrar lo más paralelo posible al borde del camino, intentando todo el tiempo no salirnos del mismo porque una parte nuestra sabe con certeza que si cruzamos ese límite patinaremos y nos iremos al impacto seguro, el riesgo de vida en un abrir y cerrar de ojos pasó de cero posibilidades... a mil. Debemos mirar todos los espejos retrovisores casi al mismo tiempo. Y calcular cada milímetro del angulo cerrado de la ruta que se nos abre por delante. Asegurarnos que el cinturón de seguridad está puesto. El de los que nos acompañan también. Confirmar que todos estamos protegidos ante el inminente choque. Todas las posibilidades buenas y malas desfilan mentalmente a una velocidad descomunal. Llega un punto donde casi no podremos hacer más nada que esperar el desenlace de todo nuestro esfuerzo, dimos lo máximo y ...oh sorpresa.. ¡PUDIMOS CON ESO! ante un momento de descontrol casi total... logramos volver a tomar dominio del volante, de la ruta, de los pedales, ... ¡del miedo!...todo va lentamente poniéndose en su lugar... el animo se calma, y luego del primer shock y susto, poco a poco vamos tomando conciencia que fuimos nosotros mismos los encargados de salvarnos la vida... y la de los que nos acompañan.
Pero en algún segundo de todo ese trance que pudo haber terminado en tragedia, cuando realmente no dimos más... cuando en verdad creíamos que ya más no podríamos hacer...sacamos de un lugar desconocido interno una capacidad que nos llevó a saber qué hacer, cómo actuar, qué pensar, qué decir, cómo, cuándo y dónde... con qué fuerza, con qué intensidad, con qué rapidez... supimos decir las palabras exactas al entorno, supimos calcular en milímetros perfectos el angulo del volante, las ruedas del coche fueron a la posición exacta donde no patinaron y nos sacaron del accidente seguro gracias a la habilidad, esfuerzo, estrategia, inteligencia, rapidez, y capacidad de supervivencia que ni sabíamos que teníamos.
Del mismo modo en la vida nos sorprenden curvas con todo, con la gente, con los trabajos, con los hijos, con los sueños, con los desafíos, con la salud, con los ingresos, con la estabilidad emocional, con cualquier detalle inesperado de la vida que nos saca del lugar que nos posicionábamos tan seguros y tranquilos y nos deja casi ruedas para arriba... y cuando nuestro psiquismo está a punto de decir BASTA... luego resulta que no... que como magos que sacamos conejos de la manga emerge de nuestro interior una solución que no imaginábamos que teníamos, potencial nuestro callado, silenciado, pero que a la hora de necesitarlo salta y nos salva... es tu salvador interno que busca la mejor forma de sobrevivir... y aunque pensábamos que ya no más ... como dice la frase de hoy: aunque pensemos convencidos que NO... ¡luego resulta para nuestra sorpresa que SI!"
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